Experimentar emociones positivas a lo largo del día (alegría, satisfacción, esperanza…) nos hace sentirnos más felices. Por el contrario, si dichas emociones son negativas, el efecto que se produce en nosotros es justamente el contrario.
Las personas felices desarrollan recursos que les ayudan a vivir mejor. Las emociones positivas contribuyen a la creación de dichos recursos generando pensamientos y acciones creativas y desarrollando una mayor flexibilidad para afrontar las situaciones que se nos presentan en el día a día.
Existe una relación entre las emociones positivas y aspectos como la salud, la riqueza, la longevidad… Sin embargo, no todo acaba aquí. Está demostrado que, también ayudan de forma que nos permiten identificar mejor las oportunidades que se nos presentan, adaptarnos a las limitaciones o contratiempos y recuperarnos ante la desgracia.
Ahora bien, ¿sabías que el hecho de anotar las cosas positivas que nos pasan durante el día también consigue que seamos más felices? Según un estudio de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), las personas que escriben cada noche tres cosas buenas que les han pasado durante el día, se sienten significativamente más felices que las que no lo hacen. Estas anotaciones podían ser, por ejemplo, la llamada de un amigo, cenar en familia o celebrar el cumpleaños de un compañero de trabajo.
Como vemos, mediante esta sencilla acción de anotación de todas aquellas cosas buenas que nos han ocurrido durante el día, todos podremos lograr ser más felices.
En conclusión, las emociones positivas nos ayudan a construir una vida feliz y plena, contribuyendo a desarrollar los recursos necesarios para conseguirlo.
Está en nuestras manos ser más felices; para ello, debemos ser conscientes de estas emociones positivas. Una buena forma de hacerlo es anotarlas a diario en un pequeño cuaderno.
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